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Una Gran Nación: Más que turismo busca transformar el orgullo boliviano.

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Martin Vargas

Martin Vargas

Fundador de Una Gran Nación

Con la misión de hacer que los bolivianos descubran, valoren y se apropien del país y su cultura.
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1. ¿Cuál fue la inspiración detrás de la creación de Una Gran Nación y cómo visualizas su impacto en la identidad y orgullo boliviano?

Una Gran Nación nació en el primer mes de la pandemia, en medio de una incertidumbre total y un abandono evidente al sector turístico. Sentí una profunda impotencia al ver que no existía un plan de acción real para uno de los sectores con mayor potencial transformador del país. A eso se sumaba un sentimiento compartido por muchos bolivianos enamorados de esta tierra: la frustración constante de ver cómo seguimos sin comprender ni valorar lo que realmente somos. Desde esa necesidad surgió una de esas frases cliché, pero ciertas: toda gran crisis trae una gran oportunidad, y la pandemia era una gran crisis. Creímos que si lográbamos que el boliviano conociera Bolivia la entendiera, la admirara, la recorriera, eso podía convertirse en un motor de cambio. Porque no se lucha por lo que no se ama, y no se ama lo que no se conoce. Y el turismo es una herramienta emocional, económica y narrativa para lograrlo.

2. En un mundo donde el contenido digital es tan efímero, ¿cómo logran que las historias que cuentan de Bolivia realmente dejen huella en la audiencia?

Lo efímero es parte del mundo digital y si nos ponemos a filosofar es parte de la vida. Pero hablando de redes y comunicación lo que realmente permanece en el tiempo es el eco emocional que deja el contenido, entre mayor sea este eco más duradero será el contenido. Más que buscar atención, buscamos conexión. Y esa conexión nace de la intención, el propósito, la empatía y el entendimiento real de quien te ve y escucha, no solo de la estética.

Cada vez que desarrollamos una campaña —o incluso un simple reel— nos preguntamos más que qué queremos decir: ¿qué necesita escuchar la gente? ¿Cómo podemos provocar no solo una emoción, sino algo que quieran guardar, compartir y recordar?
Por ejemplo, el 6 de agosto de 2024 lanzamos un contenido que tuvo un gran impacto. Y no fue por el formato, ni por la duración (de hecho, duraba casi 5 minutos), ni por efectos especiales. Fue por su sutileza en edición y narrativa, por su tono. La gente está cansada de los discursos repetitivos. Ese video habló con honestidad de la pérdida del orgullo nacional, pero también recordó, sin romanticismos, todo lo que todavía podemos admirar de Bolivia. Fue autocrítico, porque aunque la fecha invitaba a festejar, muchos no sentían que había motivos para hacerlo. Y justo ahí estaba el nervio colectivo: conectar con esa sensación y transformarla en una reflexión más profunda.

En este mundo de estímulos cortos, entendimos que lo perfecto ya no conecta. Lo humano, lo sencillo y lo real, sí. Aunque suene contradictorio, emocionar está en los detalles: en un ritmo que te envuelve, un silencio bien puesto, una música que guía, un tono honesto, sin actuar. Porque una buena historia no solo es información: es una experiencia sensorial y emocional. El contenido puede olvidarse, pero el sentimiento que provoca es lo que importa, porque en una de esas puede llevar a la acción y de eso se trata el marketing y comunicación, lleva a la acción.

3. ¿Qué estrategias utilizan para conectar con creadores de contenido que compartan la visión del colectivo y qué cualidades buscan en ellos?

Los creadores con los que trabajamos forman parte de una comunidad que ha nacido de forma orgánica. Más que buscarlos por scouting, nos encontramos por afinidad: son almas inquietas que sienten, crean y responden al llamado de mostrar lo que somos como país. Personas que no solo retratan Bolivia, sino que la viven y la llevan al mundo con orgullo. Tratamos también de estar atentos a quienes nos etiquetan, a quienes comparten contenido con amor por Bolivia. Vamos siguiéndoles la pista y, en lo posible, invitándoles a ser parte de algún proyecto. Aun así, aunque la comunidad crece y se transforma, hay un grupo que se volvió una familia. Con ellos llevamos el proyecto de la mano. Más que crecer como grupo cerrado, queremos inspirar a más personas a visibilizar Bolivia desde donde estén. Y por supuesto buscamos seguir creciendo con creadores auténticos, con sensibilidad social, capacidad narrativa y un compromiso real con Bolivia. No se trata de cuántos seguidores tienes, sino de si tu voz representa lo que somos como país: diversos, complejos, vivos y profundamente humanos.

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